¿Cuál es la mejor temperatura para bañar a mi bebé?
Controlar la temperatura del agua para bañar a un bebé es imprescindible para que se sienta cómodo y seguro. Además, la piel de los recién nacidos es especialmente sensible, por lo que es necesario regular con cuidado la temperatura de baño para recién nacido.
¿Cuál es la mejor temperatura para bañar a mi bebé?
¿Sabes a qué temperatura se baña a un bebé? La temperatura ideal para bañar a un bebé está entre los 36 y los 37 grados, es decir, a la temperatura corporal.
El agua a 36 o 37 grados está tibia lo que, por una parte, permite que el bebé esté a gusto y no sienta el impacto térmico de una baja temperatura y, a su vez, no es tan caliente como para provocar irritaciones en la piel.
Temperatura perfecta para el baño de un bebé recién nacido
La temperatura de agua para bebé recién nacido es la misma, entre 36 y 37 grados, si bien, cuanto más pequeño sea el bebé, más delicada será su piel y, por lo tanto, más importante es que la temperatura sea adecuada.
Los recién nacidos, además, tienen dificultades para autorregular su temperatura corporal, por lo que pueden perder calor rápidamente.
Una temperatura demasiado fría hará que se sientan incómodos y dificultará el baño, mientras que si está demasiado caliente, se pueden dar incluso quemaduras leves, por lo que acertar con la temperatura del agua en el baño del bebé es una cuestión de salud y garantiza su bienestar.
Temperatura del agua para bañar a un bebé en verano
La temperatura de baño de bebé en verano debe estar entre los 36 y los 37 grados. Aunque pueda parecer que utilizar agua más fría ayudará a que se refresque, no es recomendable bajarla.
Temperatura del agua de baño de bebé en invierno
En invierno, es importante que tengas en cuenta la diferencia de temperatura entre la estancia y el agua, que puede provocar que esta se enfríe más rápidamente. Llena la bañera en el momento justo para evitar que pierda temperatura y, antes de sumergir al bebé, compruébala de nuevo y corrige si es necesario.
Cómo medir la temperatura del agua para bañar a un bebé
Para conseguir la temperatura ideal de baño de bebé es necesario comprobarla antes de introducirlo en ella.
La forma más precisa de comprobar la temperatura del agua para el bebé es un termómetro de baño. Suelen ser sumergibles e indican de forma clara que la temperatura es la adecuada.
Algunas personas hacen la prueba con el método del codo o la muñeca, que consiste en comprobar cómo se siente el agua al tacto. Para ser la adecuada, no debe estar ni fría ni caliente, sino tibia.
¿A qué temperatura debe estar el baño?
La temperatura de la habitación del baño del bebé también es importante para disfrutar de este momento de bienestar.
Aunque en verano no es necesario preocuparse por esto, en invierno es importante que la estancia esté entre los 22 y los 24 grados, para que el bebé no pase frío al salir del agua.
¿Durante cuánto tiempo se mantiene el agua a la temperatura adecuada?
Si la temperatura ambiente es más fresca, ten en cuenta que el agua puede enfriarse rápidamente, por lo que una correcta planificación del momento del baño del bebé ayudará a evitar que la temperatura baje.
Por lo general, si la diferencia de temperatura entre el ambiente y el agua no es muy amplia, hay unos 10 o 15 minutos de margen para llevar a cabo el baño sin que se enfríe e incomode al bebé.
¿Cuánto debe durar el baño de un bebé?
Este tiempo, de 10 o 15 minutos, es más que suficiente para un baño completo. Alargar este tiempo puede resecar la piel del bebé y, además, el agua se enfriará, por lo que puede ponerse nervioso.
Consejos para el momento del baño
Una adecuada planificación te ayudará a que el baño sea un momento tranquilo y relajante. Prepara las toallas, los pañales, la ropa de bebés, el jabón específico para la piel del bebé y cualquier otra prenda o utensilio que puedas necesitar.
Desviste al bebé con cuidado, después de aclimatar la estancia y comprobar la temperatura del agua, y colócalo en la bañera sujetándolo con firmeza y suavidad.
Lava todo el cuerpo, de arriba a abajo, con ayuda de una esponja o suavemente con la mano, y enjuaga correctamente.
Una vez esté limpio, sácalo con cariño y envuélvelo en una toalla suave para secarlo, sin frotar.
Con la práctica, este proceso resultará mucho más sencillo y agradable, y podréis disfrutar de un momento especial en el que relajaros y estrechar vínculos.